Gastronomía clandestina y en movimiento. Le Nomade, restaurante pop up en Madrid
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Las fotografías de este artículo han sido facilitadas por Miguel de Tena
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Luz tenue, un rincón con encanto y una carta muy reducida pero atractiva, con original fusión de sabores y sin dejar de lado el toque de humor que durante toda la noche acompañaba al secretismo. Aquel día había dos bocadillos para elegir, de lengua “Slip of the tongue” o de calamares “Bocata de Calamares”, junto con la opción en plato para que también disfrutara quien no quisiera un bocata, un “Combinado Nómada” de huevo frito, butifarra a la parrilla y tortilla de patata de los andes.
Le Nomade lo hace en una antigua fábrica de jabones, una idea que Miguel de Tena comenzó a perfilar hace ya unos meses con eventos esporádicos, temáticos, con plazas más limitadas y dirigido a un público mucho más gourmet. Siguen realizando este tipo de citas efímeras, como por ejemplo la del pasado San Valentín clandestino con un menú de 55 euros reservado para 20 personas, pero ya testado el modelo se han aventurado concediéndole un horario a la fábrica, todas las noches de los miércoles y jueves y las mañanas de los sábados, con una carta más informal y económica y un espacio ampliado a 40 comensales.